jueves, 14 de septiembre de 2017

Una noche cualquiera en la vida de Michael Jordan (4 de Marzo de 1987)

Temporada 1986-87, 4 de Marzo, los Detroit Pistons (37-20) recibían a los Chicago Bulls (31-26) en un duelo entre dos equipos en alza que poco tiempo después llegarían a lo más alto. El encuentro fue disputadísimo y terminó con victoria de los Bulls tras prórroga (120-125). Michael Jordan brilló más que nadie en un choque en el cual también destacaron Sedale Threatt (19 puntos y 6 asistencias), Dave Corzine (11 puntos, 8 rebotes y 5 asistencias) y Charles Oakley (7 puntos, 16 rebotes y 4 asistencias) por parte de los Bulls y Isiah Thomas (31 puntos, 18 asistencias y 5 rebotes), Adrian Dantley (32 puntos, 6 rebotes y 4 asistencias), Bill Laimbeer (18 puntos y 7 rebotes) y Joe Dumars (19 puntos y 4 rebotes) por parte de los Pistons.


Michael Jordan, en la temporada más anotadora de toda su carrera, terminó el disputado partido con 61 puntos (en una serie de 22 de 39 en tiros de campo), 7 rebotes, 3 asistencias, 3 tapones y 3 robos de balón.

2 comentarios:

Nique_is_better dijo...

Encuentro entre dos concepciones diferentes de ver el juego: juego colectivo, con roles y galones bien definido, contra el One-man team, yo me lo guiso yo me lo como. Por esa época, como tu bien dices, ambos eran equipos al alza aunque mientras en unos la fuerza era el grupo, el clan/secta, en el otro se encomendaban a su salvador. La fuerza, el trabajo, el oficio (y también talento), contra la anarquía, el genio, la imaginación, la plasticidad...

Saludos

Mo Sweat dijo...

Saludos, Nique.

Gran comparación entre estos dos equipos que, justo en esos momentos, ya se encontraban (uno más que el otro) a poquitos pasos de llegar a lo más alto y preciado, ser campeones de la NBA.

Los Pistons ya tenían todos los ingredientes, solo les faltaba algún pequeño retoque y dar un pasito más, mientras que a los Bulls todavía les quedaba más camino que recorrer... y parte de ese camino pasó por parecerse un poquito (solo un poquito) al estilo Pistons: más y mejor defensa y un psicólogo/gurú que le hiciera entender a Michael que él solo, por más bueno que fuera, no podía ganar ningún anillo... y un chaval llamado Scottie, claro.