No deja de ser casualidad, que justo cuando estaba pensando en escribir una entrada centrada, más o menos, en este tema, viene el bueno de Gilbert Arenas y suelta lo que ha soltado esta pasada madrugada. Gilbert, uno de los jugadores con mayor IQ de la historia, tanto dentro como fuera de la cancha -lo cual quedó bien patente en aquel affaire de 2009 con Javari Crittenton, que le supuso nada más y nada menos que 50 partidos de suspensión, tirando toda una temporada por la borda-, sigue haciendo gala de su enorme IQ en televisión y el creciente mundo de los podcasts, donde ya ha dejado varias perlitas para enmarcar.
Pero vamos a lo que nos ocupa, que es lo de esta noche, en la que ha venido a decir que la solución para que la NBA recupere su nivel defensivo y vuelva a la gloria de antaño, pasa por echar a todos los jugadores europeos de la liga... ni más ni menos, y se ha quedado tan ancho. Según él, los jugadores estadounidenses pasan por el baloncesto universitario para aprender a defender, mientras que los europeos -o al menos la mayoría de ellos- no, llegando directamente de las competiciones FIBA. Ha dicho, metiendo a todos los europeos en el mismo saco, que no son atléticos, no son rápidos, no saltan y son un auténtico lastre en defensa para sus equipos, salvando de la quema únicamente a Rudy Gobert y Giannis Antetokounmpo (solo faltaría, porque son dos de los defensores de élite de la liga).
También ha apuntado a una conspiración masónica, según la cual la NBA habría decidido inocular a la liga toda una legión de jugadores europeos, pero que como vio que no podían adaptarse bien a su estilo de juego y nivel atlético, sufriendo especialmente en aspectos defensivos, decidió suavizar las reglas para poder abrirse internacionalmente y convertir la NBA en una competición de pases y triples.
Después de eso, el chaval ya podría haberse marcado un "mic drop" en toda regla, para después irse yendo poco a poco, con su figura a contraluz y una puesta de sol poética al fondo.
Sin entrar al trapo, dejadme presentar un puñado de datos...
Dato número 1: Precisamente el jugador estrella prototipo de lo que Gilbert Arenas indica en sus comentarios sería Stephen Curry, no ningún europeo. Es decir, estrella que se ha visto beneficiada y potenciada por estos cambios, prolífico tirador de triples y con fama de defensor muy endeble.
Dato número 2: Su rencor hacia los jugadores europeos ya viene de hace tiempo. Sin ir más lejos, cuando Pau Gasol entró en el Hall of Fame, criticó que se incluyera a un jugador de sus características, dando a entender que en el Hall of Fame solo debería entrar lo mejor de lo mejor y no jugadores secundarios que promediaban 12-8 y que fueron un par de veces All-Star, únicamente porque habían ganado anillos. Lo cual demostró el poco conocimiento de Gilbert sobre la carrera, estadísticas y legado de Pau, además de lo suelta y ligera que tiene la lengua, a la par que imprecisa.
Dato número 3: Según él, son los jugadores europeos los que han convertido a la NBA en un concurso de triples, cuando precisamente son los que aportan mayores matices a un juego que, a día de hoy, si fuera por los actuales jugadores estadounidenses -con ilustres excepciones-, los partidos serían largas sesiones de triples y contraataques, sin muchos más matices que contar.
A todo esto, solo quiero añadir que la verdad solo nos la muestra, como debe ser, el entendimiento, visionado y análisis del juego... y, en este caso en particular, el de los torneos internacionales como los JJ.OO. y los Mundiales. ¿Que nos muestra eso? O mejor dicho... ¿Que nos ha mostrado en los últimos tiempos?
Pues nos ha mostrado varias cosas. Que el baloncesto ha cambiado... o evolucionado. Que una de las selecciones que más ha cambiado en estilo de juego es precisamente la de los USA (y ahí no hay europeos jugando). Que el baloncesto estadounidense (y no hablo únicamente de NBA) ha sacrificado arte por efectividad y creatividad por físico, provocando que comparar el baloncesto de la selección USA de Barcelona '92 con las de tiempos recientes sea como tratar de comparar la noche con el día.
En el post que antes mencioné que me estuvo rondando varios días por la cabeza y que el bueno de Arenas me ha puesto a huevo, iba a comparar el juego de las últimas selecciones USA con el de los Boston Celtics de los últimos años. Tal vez este año hayan ganado un poco en matices, pero tratando de definir el juego de los Celtics de las últimas temporadas, diría que se ha basado en un equipo con muy buenos defensores y con una táctica de cambios defensivos muy trabajada y polivalente, siendo en ataque un equipo basado en cinco jugadores abiertos, capaces todos ellos de lanzar desde la línea de 3 puntos, abriendo mucho las defensas rivales y facilitando las penetraciones de sus principales estrellas ofensivas, Tatum y Brown.
Si el teórico center en cancha era Al Horford, jugaban los cinco abiertos, amenazando desde la línea de 3. Si el center en cancha era Robert Williams, sin tiro exterior, los otros cuatro seguían a lo suyo y Williams únicamente se dedicaba a poner bloqueos, ir al rebote ofensivo y terminar algún que otro alley-op. Sin juego en el poste bajo y con muy poca media distancia.
Pues sí, señores, esa definición encajaría perfectamente con el juego desplegado por la selección USA en los últimos JJ.OO. de Tokio. Y cito la de Tokio porque ganó el oro (en una suerte de "ganaréis pero no convenceréis" en toda regla), porque las de los últimos Mundiales, además de mostrar un juego muy atlético pero bastante mediocre, ni ganaron ni convencieron... Y ahí no había jugadores europeos a los que echarles la culpa.
Lo peor para Gilbert, es que esto va claramente a "peor", puesto que cada vez que uno intenta confeccionar algún Top 5 o Top 10 de los mejores jugadores actuales de la NBA, hay menos estadounidenses y más jugadores internacionales. Ahora mismo, el Top 5 real bien podría estar formado por Jokic, Embiid, Doncic, Antetokounmpo y Shai... Viendo venir a Wembanyama por el retrovisor. Ninguno de ellos estadounidense... Pero seguro que no es real, que no es cierto, que es un espejismo provocado por una conspiración de proporciones masónicas orquestada por Adam Silver.